Analiza un instante cuántas veces que te has detenido a revivir los momentos más significativos en tu vida, e incluso aquellos que sin ser demasiado extravagantes te traen una gran sonrisa al recordarlos. Probablemente, notarás que esos momentos han ocurrido mientras conversas con una amistad muy cercana o un familiar que compartió contigo esas experiencias.
En otras palabras, son pocas las veces, por no decir nulas, las que has dedicado a recordar y repasar tu historia de vida estando tú solo. Y es curioso porque cada vez que revivimos nuestro pasado logramos experimentar emociones que nos recargan de energía y refuerza nuestro amor por la vida.
Actualmente, he tenido la oportunidad de conocer personas de distintas culturas y países, lo cual ha permitido que se genere el espacio para que cada uno resuma su historia de vida, y de esa manera poder conocernos mejor. Claramente, es imposible resumir tu vida en unos minutos, pero al intentarlo te das cuenda, poco a poco, que hay muchas capas de tu vida que merecen ser revividas.
Viajar a tu pasado no solo es una forma de encontrarte con facetas de ti que habías olvidado, sino que te ayuda reconocer si hay partes de tu forma de ser que has dejado marchitarse por hoy tener una rutina acelerada.
En conclusión, es fácil perderse durante el camino de la vida al intentar llegar lejos sin voltear atrás. Si no nos permitimos viajar al pasado, poco a poco nuestros recuerdos se desvanecerán y con ellos se irá gran parte de nuestra identidad como ser humano.
Así que asegúrate de mantener en el radar tu historia de vida, con todos los detalles que sean posibles, incluso escríbela si es necesario. Y cada vez que necesites elevar tu energía y motivación, date el permiso de repasarla porque con ello desbloquearás una faceta de ti que sí es capaz de enfrentar lo que hoy te resulta imposible.
Un abrazo, nos vemos mañana.