Hoy tuve la oportunidad de conversar con un buen amigo que conocí antes de iniciar mi camino de emprendimiento, hace más de 6 años. Conversábamos sobre su iniciativa de emprender un negocio propio, mientras continúa con su trabajo actual. Él me comentaba que una de sus barreras o retos principales era terminar de ajustar aspectos como el precio de la oferta, definir bien el marketing, mejorar el sitio web, etc.
Yo creo que la mayoría de emprendedores pasamos por esta fase inicial donde queremos que todo sea un reflejo de nuestro compromiso con la calidad. Lo cual creo que es clave para nuestro éxito, sin embargo, cuando comenzamos a acumular experiencias con nuestro emprendimiento nos damos cuenta de que el negocio actual se parece muy poco al negocio que intentamos construir en un inicio.
En otras palabras, tendemos a enfocarnos tanto en la calidad de cómo ofertaremos nuestro servicio o producto, que pasamos por alto lo siguiente: el cliente solo necesita que el producto o servicio funcione, quiere que realmente le solucione su necesidad. Por supuesto, habrá quienes se fijen en los detalles, pero con el tiempo me he dado cuenta de que son la minoría de tu público objetivo. Las personas en general no se fijan en los puntos y comas de tu sitio web, es más, posiblemente ni lo hayan visitado a pesar de que son conscientes de su existencia.
Esto me ha llevado múltiples veces a la conclusión -por experiencia propia y de amigos empresarios- que una de las mejores habilidades de un emprendedor es saber a accionar rápido. Entre más rápido te lances, más rápido podrás darte cuenta de que tu idea no era lo que necesitaba el público y que la información que este público te da, al probar el servicio o producto, es lo que permitirá mejorar tu oferta hasta tener la versión definitiva. Aun así, descubrirás que necesitas seguir innovando y adaptándote al mercado año tras año. El secreto del éxito está en la mejora continua, no en la planeación perfecta.
Recuerda que la única persona que se fija en el punto negro de tu camiseta blanca eres tú (y tal vez algún individuo con muy buena vista que posiblemente no será tu cliente en primera instancia). Así que, toma el borrador que has hecho de tu negocio y lánzalo, publícalo. Entre más rápido puedas poner a prueba esa versión de tu proyecto, más rápido podrás construir tu verdadero negocio. Y en el proceso te darás cuenta de que la mayoría de personas percibirá que tu proyecto está perfecto, porque saben que no cualquier persona se atreve a mostrarse al mundo y eso es lo que realmente cuenta, darte a conocer. Grábate esto: El más conocido siempre vence al mejor; por lo tanto, ¡date a conocer YA!
Finalmente, te dejo esta reflexión: la mayoría de personas que trabajan en una empresa (y que conozco), afirman que su objetivo es llegar a tener sus propios emprendimientos. La realidad es que la rutina suele consumir su día a día y sus sueños quedan en el cajón de los recuerdos. No recomiendo emprender a todas las personas, pero si tú ya diste los primeros pasos, lánzate a la piscina sin pensarlo, en el peor de los casos, si no sabes nadar, otro emprendedor te ayudará y si me avisas con tiempo antes de dar el salto, yo estaré ahí atento para auxiliarte.
Un fuerte abrazo, cuídate, nos vemos mañana.