Todos hemos pasado por situaciones donde asumimos una responsabilidad de la cual terminamos arrepintiéndonos. Por ejemplo, puede ser que aceptaste un trabajo que te empieza a disgustar porque no se alinea con tus objetivos o valores; o tal vez ingresaste a un equipo deportivo, pero ya no sientes pasión por dicha disciplina; o elegiste dirigir un proyecto por el cual ya no te sientes identificado.
Estas situaciones te generan sentimientos encontrados, donde no sabes si renunciar y dejar esa inquietud atrás o si continuar y ahogar tus emociones. La realidad es que no hay respuesta correcta o incorrecta ante de ello, porque ninguno de nosotros puede predecir qué pasaría a largo plazo si eliges continuar o no.
Sin embargo, si renuncias, alguien más podría terminar asumiendo tu responsabilidad y pondrías en riesgo tu credibilidad para futuras oportunidades. Por eso, mi recomendación en estos casos y que justamente apliqué cuando renuncié a mi trabajo, es retirarte con honor.
Esto implica seguir 3 simples pasos: el primero es aceptar que te irás, dejar claro que esto ya no es negociable y tener claro los motivos; al comunicarlo evitarás que haya malentendidos o que se creen historias erróneas de tu salida. En segundo lugar, asumirás el reto de dar todo de ti antes de irte, es decir, buscarás cerrar cualquier pendiente clave que tengas abierto y mostrarás tu mejor versión como profesional y como persona mientras lo haces, debes esforzarte al máximo por explotar tu verdadero potencial. Y finalmente, debes dar una guía clara de cómo asumir las responsabilidades que dejarás a quienes te reemplacen.
En mi caso personal, con más de un mes de antelación, comuniqué a todos mis compañeros y jefes que haría mi salida del trabajo y dejé clara las razones. Puse la fecha de mi salida en un calendario visible y enfoqué mis esfuerzos en cerrar los pendientes más críticos asignados a mi persona, sin importar si tenía que hacer horas extras para lograrlo. Y finalmente, cree un documento de Word y uno de Excel con toda la información de mi puesto y hallazgos clave que realicé durante mi tiempo en la empresa, para que mis jefes directos pudiesen darle continuidad o delegarlo.
En conclusión, hacer estos pasos demuestra respeto hacia los demás, congruencia contigo mismo y sobre todo mantiene tu honor intacto, porque no saltaste del barco para dejar la responsabilidad a otro, en lugar de ello, te apropiaste de tus obligaciones y les diste una ruta a los demás para continuar el viaje sin tu ayuda. Ten presente que no está mal renunciar, a veces es el camino correcto para abrirte puertas que llevarán a donde realmente quieres estar, solamente te pido que si renuncias, hazlo con dignidad.
Un abrazo fuerte, nos vemos mañana.