Desde que tengo memoria recuerdo que siempre se ha tratado con mayor amabilidad a los niños que demuestran ser inteligentes, calmados y responsables. Contrario a los niños que suelen ser un caos andante y que parece que nunca se les acaba la batería; a estos usualmente los están regañando para que se queden quietos. A mi parecer deberíamos tratar a todos con amabilidad, porque cuando somos niños nos quedan muy marcadas las enseñanzas buenas y malas que percibimos del entorno.
En mi caso particular, siempre fui un niño muy pasivo, a tal punto que las personas cercanas a mi familia les gustaba cuidarme, porque sabían que yo era imperceptible, me quedaba en un solo lugar, callado y a la espera de que me dijeran qué hacer. Esta actitud me permitió desarrollar la capacidad de ser muy observador, me ayudó a mejorar mi empatía con las personas y sobre todo me facilitó mis procesos de aprendizaje en la escuela y colegio. Esto provocó que las personas a mi alrededor me vieran como alguien inteligente (aunque yo simplemente me veo como un alumno muy aplicado al estudio, que tuvo la suerte de que el sistema educativo beneficiara a los niños calmados).
Sin embargo, no importa si eres inteligente de nacimiento o lo desarrollaste por tu obsesión con el estudio. El punto es que la inteligencia puede convertirse en tu mayor obstáculo si no eres consciente de sus implicaciones.
¿Qué quiero decir con esto? Que entre más aprendes, más te das cuenta de lo poco que sabes de todas las áreas de conocimiento, provocando que tomes con cautela cada decisión de vida. Y debido a dicha cautela, no desarrollas la valentía, no aprendes a tomar riesgos, y principalmente, no confrontas tus mayores miedos. Por este motivo, toda mi vida he admirado la valentía en los demás y me he forzado constantemente a ser valiente con el fin de tomar decisiones irracionales cuando mi razón me dice que es mala idea.
En conclusión, si eres un apasionado por el conocimiento o desde niño has tenido la cualidad de comprender el mundo de manera más fácil que los demás, asegúrate de que esa inteligencia no se convierta en tu mayor obstáculo; provocando que vivas con barreras que tú mismo te impones para no explotar tu verdadero potencial y para no tomar decisiones arriesgadas. Ten presente que hay oportunidades en la vida que no van a esperar a que las analices con cautela, deberás tomarlas en el instante o alguien más la aprovechará por ti; debes dar un salto de fe, sabiendo que si por alguna razón tomas una mala decisión, tu inteligencia podrá reubicarte en el camino seguro.
Te mando un fuerte abrazo, nos vemos mañana.