¿Tendrías la confianza total de mostrar tus chats personales a las demás personas? ¿A tus padres, a tu pareja, a tus hijos? Para algunos la respuesta es un rotundo “NO”, para otros puede ser un parcial “Sí”, y para muy pocos es un firme “Sí”.
La realidad es que la mayoría de las personas suelen tener algo que ocultar, por eso no confiarían a cualquiera el acceso a su teléfono, su computadora, sus redes sociales, cuentas bancarias, etc. Tienen miedo de que se descubran cosas de las que no se sienten muy orgullosos y aunque tal vez sean cosas inofensivas, son detalles que prefieren no revelarlos.
Esto también ocurre en las empresas, ya que algunas optan por ocultar detalles a sus clientes y aliados, pensando que de esta forma se evitarán conversaciones incómodas. Por ejemplo, podría tratarse de información puntual, como un error que cometieron al cobrarles, o un fallo que sucedió y que pronto se está intentando resolver, o un servicio que se ofreció sin tener claridad de cómo brindarlo con calidad.
En fin, toda persona y empresa suele ir acumulando cierta cantidad de “secretos” que a largo plazo pueden ser más nocivos de lo que imaginan y ponen en riesgo la confianza que otros han depositado en ellos.
La lección aquí es aprender a vivir una vida con total transparencia; esto no significa que vas a publicar toda tu vida en redes sociales, al contrario, más bien debes ser muy cuidadoso con lo que compartes con el mundo digital. Lo que realmente significa ser transparente es eliminar tus secretos nocivos.
Esto aplica para cualquier acción o actividad nociva que realices en secreto; a escondidas de las personas que te quieren. Por ejemplo, si tienes conversaciones que sabes que no van con la ética a la cual aspiras, entonces deja de hacerlo. No se trata de si alguien se dé cuenta o no, tú te estás dando cuenta y eres el único que más importa. Así que no continúes con ello, porque a largo plazo tú eres el que más daño termina acumulando.
De la misma forma traslada este enfoque a tu empresa, sé transparente con tus clientes. Si no sabes hacer algo, dilo, si cometiste un error y lo solucionaste o estás intentando resolverlo, dilo. Siempre, en cada acción que realices, pregúntate si estás haciendo lo correcto. Tus clientes, tu equipo y tú mismo se merecen un ambiente transparente y de confianza.
Todo este enfoque de vida no es tarea fácil, requiere mucho trabajo y disciplina de tu parte, pero es la única vía para forjar un carácter sólido en tu persona, una vida con honor y sobre todo, una conciencia en paz.
Un abrazo, nos vemos mañana.