No es un secreto que cada vez se percibe más estrés en los entornos laborales. El ritmo acelerado en el que vivimos nos ha llevado a sentir que el largo plazo se mide en meses y el corto plazo en días. De manera que cada vez se vuelve más difícil escuchar metas ambiciosas trazadas en años o décadas.
Si actualmente tienes una empresa o planeas crear una, debes tener presente que tu autoexigencia por alcanzar objetivos muy ambiciosos también se traduce en estrés para tus colaboradores que intentarán dar la talla para cumplir tus expectativas. Y por cada minuto que “desperdicien” hacia ese logro de objetivos, sentirán que tal vez no son suficientemente aptos para ese o cualquier otro trabajo.
Por lo tanto, date la oportunidad de sentarte en un espacio con total privacidad y tranquilidad, toma lápiz y papel y dedica un par de horas a analizar la siguiente pregunta: ¿por qué quieres cumplir tus objetivos empresariales? Sé consiente de si realmente valen la pena todo tu esfuerzo y sacrificio actual.
A veces nos esforzamos muchísimo por cumplir con metas solo para demostrarle a alguien, e incluso a nosotros mismos, que sí éramos capaces de hacerlo y durante todo ese tiempo se nos va entre los dedos el tiempo de calidad que pudimos haber invertido en nuestra paz y felicidad.
Si el objetivo de tu vida es ser feliz, entonces analiza muy bien si toda tu exigencia actual y en tu negocio son congruentes con tu misión de vida. Recuerda que no hay nadie persiguiéndote para que logres algo extraordinario y trascendental en cuestión de meses; tú eres el único que se coloca esos retos.
Como consejo personal, deja de lado el deseo por ser la empresa que más factura, el colaborador que más logros tiene o el estudiante que más títulos acumula. Porque nadie te lo ha pedido y nadie se preocupará por ello; de lo único que todos se preocupan es por ser felices.
No seas el problema, y tampoco seas el espectador. Sé parte de la solución, centrando tu atención actual en tener paz en la vida y en construir una empresa donde los colaboradores puedan desarrollar su potencial a través de una cultura que fomenta el compañerismo, la creatividad y la amabilidad hacia ellos mismos y hacia los demás.
En estas condiciones no solo es fácil desarrollar productos y servicios de calidad, sino que la satisfacción de los clientes se vuelve más natural de obtener, permitiendo con ello la rentabilidad del negocio al mismo tiempo que reduces el estrés laboral.
Un fuerte abrazo, nos vemos mañana.