En lo que llevas de vida posiblemente has tenido que acompañar a alguna amistad, familiar o pareja en algún momento complicado que los ha afectado con fuerza a nivel emocional. En esos momentos, solemos sentir una necesidad por decir las palabras correctas que ayuden a levantar el ánimo a nuestro ser querido.
Sin embargo, es una realidad que cuando estamos muy dolidos emocionalmente por algo, las palabras de apoyo no conectan con nosotros, porque tampoco tenemos palabras para expresar lo que sentimos. A veces solo nuestra mirada transmite el verdadero sentimiento, pero esto suele puede ser percibido por alguien que nos conozcan de forma muy profunda.
De manera que cuando estamos con ese tipo de dolor intenso en el corazón tan solo necesitamos la presencia de alguien de confianza para sentirnos mejor; porque es un recordatorio hacia nosotros mismos que a pesar del dolor que sintamos, todavía contamos con personas que se preocupan por nuestra felicidad. Y adicionalmente es un recordatorio de que dichas personas están listas para recibirnos con su guía cuando nosotros estemos listos para pedir ayuda.
Recalcando este último punto, es una realidad que no es posible ayudar a quien no quiere ser ayudado, esto lo aprendí en la vida personal y en los negocios. No puedes ir detrás de los demás intentando convencerlos de que tú puedes ayudarles con sus retos; primero ellos deben darse cuenta de que necesitan ayuda y con ello abrir sus mentes y corazones para recibir guía externa.
Bajo este mismo enfoque, ten presente que tus compañeros de trabajo, tus colaboradores y tus familiares, pasan por situaciones complicadas constantes, algunos mensualmente, otros semanalmente, y otros diariamente. La gran pregunta que debes hacerte es: ¿estás presente para ellos? ¿Saben que tú estás abierto para darles guía? ¿O los ignoras por completo por estar centrado en tus metas y retos personales?
En conclusión, no subestimes el poder que tiene el solo acto de presencia que puedes hacer en la vida de alguien. Y no te preocupes por hacerlo de forma presencial, a veces tan solo un mensaje de “hola” a esa amistad o familiar que estimas o un mensaje motivacional a un colaborador, puede ser la diferencia para que esa persona pueda sentirse acompañada en un dolor que esté viviendo y que tú desconoces.
Un abrazo, nos vemos mañana.
—
Autor: Ricardo Elizondo García
Enlace: ricardocr.com/269