Antes de que la digitalización inundara nuestros días, antes de que la gran mayoría de lo que ven nuestros ojos en la actualidad fueran solo píxeles en una pantalla, teníamos la posibilidad de vivir momentos especiales con nosotros mismos o con amigos, familiares e incluso desconocidos.
La realidad es que tener momentos especiales e importantes, donde conectamos con el sentimiento de la otra persona, ya sea positivo o negativo, no es algo que ocurra tan seguido como lo era en el pasado.
Y aunque por necesidad del trabajo nos debamos mantenernos cerca de dispositivos como el celular o la computadora, es vital tener reglas estrictas cuando se trata de desconectarnos del mundo digital, para permitirnos entablar conversación con otros de forma genuina.
No se trata de poner el celular en la mesa boca abajo o simplemente ponerlo en silencio, se trata realmente de ser consiente de que la persona enfrente tuyo tiene más valor que cualquier interacción digital.
A nivel personal algo que ha ido poco a poco cambiando mi forma de disfrutar mi entorno es que me permito dejar pasar momentos únicos, dignos de fotografiar, solo para disfrutarlos un poco más con mis propios ojos y no a través de una lente.
El internet y los dispositivos móviles, queramos o no, se convierten en una droga difícil de controlar, capaz de segarnos ante momentos importantes que posiblemente no podrás revivir nunca más.
Así que, cada vez que puedas interactuar en persona con alguien, busca siempre la forma de alejarte por completo de tu celular; recuerda que el mundo seguirá girando incluso después de tu muerte, así que hacer esperar unos minutos más una llamada, un mensaje o un correo, no acabará con el mundo.
Disfruta mucho el resto de tu día, un fuerte abrazo, nos vemos mañana.