Una frase que he tenido muy marcada en mi mente durante las últimas semanas es “Sin importar lo que hagas, disfrútalo al máximo”.
Creo que cuando uno empieza a interesarse por emprender, normalmente buscamos algo que nos apasione y que realmente se alinee con nuestra forma de ser. Y a veces creamos una lista de condiciones tan estricta que hacemos muy difícil la decisión de elegir nuestro emprendimiento. Eso claramente provoca que no nos sintamos cómodos en ningún tipo de negocio.
Yo recuerdo que cuando empecé a emprender, no tenía muy claro realmente qué iba a ofrecer en específico, solo sabía que quería ayudar a las PyMEs y que quería darles todo tipo de conocimientos que les permitiera salir adelante con sus metas.
Empecé ofreciendo prácticamente todo lo que pudiese listar con base mis conocimientos adquiridos en la universidad y también los nuevos conocimientos obtenidos de internet.
A lo largo de los años me fui dando cuenta de cuáles servicios sí se alineaban conmigo y cuáles realmente no me gustaba ofrecer. Poco a poco eso fue ayudando a que definiera con claridad mis emprendimientos y los tipos negocios en lo que sí quería involucrarme.
Sin embargo, a pesar de tener más claro a qué quería dedicarme, caí en razón de que siempre habrá cosas que no te apasionarán mucho de tus propios emprendimientos. Y es ahí donde se vuelve claro que no se trata de buscar cuál sería el negocio perfecto para emprender, se trata de convertir cualquier reto dentro del emprendimiento en algo emocionante, en una aventura.
Y la mejor manera de hacerlo, es buscando activamente los clientes, aliados y mentores con los cuales te sientas alineado. Personas con las que te sientas cómodo hablando de negocios y también de otros temas de vida que impulsen tu crecimiento intelectual y espiritual. Y sobre todo, personas con las que siempre termines la conversación sonriendo y recargado de energía.
Hoy en día este ha sido mi enfoque y me ha permitido disfrutar al máximo mi camino de emprendimiento. Esto a su vez trae muchísima paz a mi vida. En fin, ya no se trata de mis metas en sí, sino de las personas que voy dejando entrar a mi círculo más cercano.
Así que sea lo que sea que vayas a emprender, no te guíes por el dinero, recuerda elegir intencionalmente las personas con las que trabajas, decide elegir el camino de mayor disfrute, y asegúrate de disfrutar al máximo cada escalón hacia tus metas.
Un fuerte abrazo, nos vemos mañana.