Cuando estaba en el colegio científico me sorprendía ver que algunos de mis compañeros que con solo sentarse a escuchar al profesor era suficiente para salir bien en cualquier quiz o prueba sorpresa; incluso en los exámenes.
En mi caso particular yo tenía que irme a casa a estudiar directamente del libro, en un espacio tranquilo y sin distracciones, hacer mis resúmenes y en ese momento ya comprendía el tema.
Sin embargo, estar en clase no significaba mucho impacto en mi aprendizaje, mi verdadero aprendizaje estaba leyendo por mi cuenta y luego reforzaba mi conocimiento ayudándole a otros compañeros con sus dudas de la materia.
Recuerdo que yo quería ser de los que captaba las ideas en el aire al momento de que el profesor las presentaba. Pero nunca pude, ni siquiera en la universidad. La única razón por la cual tenía sentido asistir a clases era para ver a mis amigos y que el profesor no sintiera que estaba desinteresado de la materia; pero la realidad es que yo aprendía en casa.
Y fue hasta que empecé a emprender que entendí que no tenía que desgastarme tratando de adaptarme a la forma de aprendizaje de otros. Entendí que hay quienes aprenden mejor viendo, otros escuchando y otros experimentando. Y más importante aún, cada persona tiene sus propios rituales de aprendizaje.
El mío en particular es tratar de resumir la información en una única página y a partir de ello intentar explicarlo de forma tan simple que un niño pueda entender.
Sé que tú también tienes tus propias formas de aprender. Si aprendes más fácil escuchando música al mismo tiempo que estudias, entonces hazlo así. Si aprendes más fácil cuando estás haciendo ejercicio, entonces hazlo así. Si se te hace más fácil aprender leyendo que viendo videos, entonces lee. Si aprendes más fácil mientras comes algo, hazlo así entonces.
El objetivo es simple: entre más conocimientos adquieras más herramientas tendrás para enfrentar tus retos de vida. Por lo tanto, no permitas que las formas tradicionales de aprender te limiten, en lugar de ello, descubre la tuya y explótala. Recuerda: tu vida, tus reglas.
Un abrazo, nos vemos mañana.