Algo que aprendido a través de mis asesorías y mis propios proyectos es que los colaboradores suelen tener miedo de traer problemas a la mesa para que los líderes o jefes puedan abordarlos. Y cuando lo hacen, es demasiado tarde, porque ya se han convertido en urgencias que difícilmente se podrán solucionar desde la causa raíz.
La realidad es que en las empresas hay problemas todos los días en pequeña, mediana y gran escala. Es decir, constantemente se presentan situaciones por resolver. Sin embargo, en la mayoría de organizaciones predomina el miedo entre los colaboradores, por lo tanto, a ninguno le gusta comunicarle al jefe directo sobre dichos problemas, porque creen que serán vistos como «el mensajero de malas noticias».
Y dado que a nadie le gusta que le hagan mala cara, los colaboradores deciden quedarse callados con la esperanza de que otra persona se encargue de anunciar el problema o que el propio jefe se entere por su propia cuenta. Esto es muy similar como cuando entre tus hermanos rompías sin querer algo de la casa y por miedo al castigo, preferían no decirlo a los papás.
En fin, el colaborador siente que por notificar algo negativo recibirá como respuesta una reacción negativa. Y lo peor de todo, es que en la mayoría de los casos tienen razón, ya que el jefe directo al que le reportan no tiene la capacitación o tacto suficiente para agradecer el gesto del colaborador; en lugar de ello, se centra en reclamar por el problema sin enfocarse en buscar soluciones.
Y si nadie comunica los problemas, los problemas igualmente continuarán y pronto pasarán de una simple chispa fácil de apagar a convertirse en un terrible incendio que desencadenará urgencias innecesarias en diferentes áreas de la empresa. Provocando contratiempos, gastos de recursos e incluso perdidas de dinero. Y justamente así suelen trabajar la mayoría de empresas, se enfocan mucho en la rutina y se les olvida propiciar una comunicación efectiva a lo largo de todos los puestos y departamentos.
Por lo tanto, la lección aquí es: si ya tienes un negocio o trabajas en una empresa como líder, habla abiertamente con tus colaboradores e invítalos a que incorporen en su rutina el hábito de identificar y comunicar cualquier tipo de problema, por pequeño que sea. Y que junto a ese problema también expresen cuál creen que podría ser una potencial solución. Esto los invita a tener los ojos abiertos ante cualquier síntoma que presente el negocio y también incentiva que sean resolutivos.
No obstante, la parte más importante, es que tú tienes que verte siempre con buena cara cada vez que recibes esta lluvia de problemas. Tu objetivo es que los colaboradores sigan sintiendo la confianza de decirte de inmediato cuando algo está fallando en la empresa, porque solo de esta forma tendrás tiempo suficiente para resolverlo en etapas tempranas y con ello evitarte muchos dolores de cabeza, y sobre todo, mucho dinero.
Un abrazo, nos vemos mañana.