Muchas veces hemos escuchado frases como «el hubiera no existe», o «el pasado es pasado» y todas esas frases que nos intentan persuadir para quitar nuestra atención del arrepentimiento y admitir que no hay nada más que hacer que seguir adelante.
Es evidente que no podemos modificar el pasado, al menos todavía no hay forma de viajar en el tiempo y deshacer o cambiar algún momento específico de nuestras vidas del cual nos sentimos apenados y que nos duele con solo pensarlo.
Sin embargo, algo muy importante que he aprendido con el tiempo es que aunque no debemos dejar que nos consuma el sentimiento de arrepentimiento, es útil, por lo menos, dedicar un espacio para soltar un poco esa energía negativa. Es aquí donde se vuelve muy valioso dedicar máximo un minuto a ese arrepentimiento justo en el momento que nos sucede algo que queremos revertir.
Esto significa que inmediatamente, cuando ocurra algo indeseado en tu vida por una decisión que tomaste, date la oportunidad por un minuto máximo para simplemente expresarte a ti mismo tu arrepentimiento. Déjate llevar por frases como «si tan solo hubiese hecho esto», «si tan solo hubiese cambiado tal cosa», «si tan solo hubiese dicho esto otro». Deja esa energía salir de tu cuerpo.
En fin, dedica ese minuto a ello, visualiza esos escenarios que hubieses cambiado para que las cosas hubiesen sido mejor de lo que han resultado. Y ahora que ya lo hiciste, el siguiente paso es pensar en cómo puedes, ante esta situación, definir un nuevo camino. Analiza qué puedes hacer con los recursos actuales para mejorar la situación y no aceptes un «no» por respuesta, elimina por completo tu negatividad, dale permiso de existir solo por ese minuto de arrepentimiento que tuviste previamente.
Tal vez no lograrás el objetivo que tenías en un principio, pero al menos centrarás tu atención en el presente y desviarás tu mirada del pasado y del arrepentimiento. Con este enfoque no solo te das la oportunidad de aceptar la situación y de satisfacer la necesidad de desahogarte por un momento, sino que además preparas tu mente para enfocarte 100% en enfrentar tu realidad presente.
Recuerda que, al fin y al cabo, «el hubiera no existe» y el futuro todavía está por escribirse. Asegúrate de escribirlo con total atención en el camino presente, en lugar de voltear constantemente a ese pasado que ya quedó escrito con marcador permanente.
Un abrazo, nos vemos mañana.