Si tuvieras que determinar si un negocio es exitoso, ¿qué criterio utilizarías? Algunas personas considerarían el nivel de facturación mensual, otros las utilidades, algunos pensarían en el estatus de la marca, y de la misma manera surgirían otros factores válidos.
A nivel personal soy de la creencia de que un negocio exitoso es aquel capaz de sobrevivir a los momentos de crisis y con ello catalogarse como un negocio que perdura a través del tiempo de generación en generación.
Sin embargo, ¿cómo se puede crear un negocio que sobreviva a las crisis? La respuesta se divide en diferentes aspectos, por un lado, está la optimización de costos, por otro lado, está la creación de una cultura organizacional sólida y adicionalmente está el aspecto de la calidad del servicio al cliente.
En esta ocasión me centraré en este último aspecto, ya que es común escuchar que debemos dar un gran servicio al cliente para que este se sienta muy feliz y vuelva a comprar con nosotros. El gran detalle es que algunos confunden esto con el hecho de simplemente ser amables con el cliente.
Ser amables es algo positivo, pero no es suficiente. Cuando se es amable, optas por mantener una actitud positiva y con total disposición para ayudar al cliente. Pero esto no significa que el cliente logrará generar una conexión contigo durante el proceso. Es decir, ser amables solo asegura que tú darás una buena actitud, pero no asegura que el cliente se sienta comprendido y escuchado.
Debido a ello, se vuelve vital tener presente que un extraordinario servicio al cliente se da cuando adicional a nuestra amabilidad sumamos nuestra capacidad para anticiparnos a las necesidades de los demás y sobre todo nos enfocamos en comprender por completo las inquietudes, miedos y expectativas que posee nuestro cliente sobre el producto o servicio que le estamos brindando.
De esta forma, no solo mostraremos una buena cara mientras los atendemos, sino que demostraremos estar en sintonía con ellos al punto de generar la confianza suficiente como para forjar un lazo de amistad.
Únicamente cuando forjamos lazos fuertes con nuestros clientes y cultivamos esa relación con respeto y transparencia, es que podremos contar con ellos en momentos de crisis, donde a pesar de la economía, seguirán siendo fieles a nosotros con el simple objetivo de ayudarnos a salir adelante con nuestro negocio.
Por lo tanto, sea lo que sea que ofrezcas como emprendedor o empresario, o incluso si formas parte de una empresa, ten presente que no se trata de solo ser amable con los clientes, se trata de crear conexiones de valor que demuestren tu empatía hacia ellos y tus intenciones genuinas de ayudar con sus necesidades. Te aseguro que de esta forma construirás las bases sólidas de un negocio verdaderamente exitoso.
Un abrazo, nos vemos mañana.