¿Cuántas veces has tenido que hacer algo importante en tu vida y te has detenido un momento a buscar la forma más fácil de lograrlo?
Por ejemplo, tal vez has querido hablar en público o ante cámaras y has buscado la manera de lograrlo sin sentir el miedo escénico.
O has querido emprender un proyecto sin que exista el riesgo de perder toda tu inversión y sobre todo evitar que tus conocidos se enteren de tu fracaso.
En el pasado solía pensar así, siempre estaba en búsqueda de aligerar el proceso y encontrar la forma más rápida y fácil de lograr mis metas.
Hasta que entendí algo muy básico, pero que solemos pasar por alto, y es lo siguiente: la única manera de sentirme realmente orgulloso de mí mismo, es cuando mis logros han requerido un gran esfuerzo de mi parte.
Por lo tanto, si la meta que me estoy trazando es difícil de alcanzar y si el simple hecho de dar el primer paso requiere de una gran fuerza de voluntad de mi parte, con más razón es algo que me interesa intentar superar. Porque sé que si lo logro, habré demostrado auto-control sobre esos miedos que me inundan y habré crecido un 1% (o más) en mi desarrollo personal.
Ten presente que tu mejor versión como profesional y como ser humano en general siempre estará al otro lado de esa lista de miedos que sueles intentar esquivar; y que tarde o temprano tendrás que hacerle frente.
En resumen, no caigas en la necesidad de hacer que cada paso clave en tu vida sea fácil y lleno de certidumbre, en lugar de ello hazte amigo de tus miedos, enamórate de los retos y de todo aquello que parezca difícil en el camino hacia tus sueños. Recuerda que lo fácil, nadie lo valora.
Un abrazo, nos vemos mañana.