Por naturaleza, al ser humano le gusta opinar sobre cualquier cosa, incluso si no tiene bases sólidas para fundamentar su opinión más allá de justificarla con su intuición.
Y principalmente, tendemos a querer dar opiniones sobre los puntos negativas de un tema, en lugar de resaltar lo bueno.
Por ejemplo, tal vez estás navegando en redes sociales, ves un video que te gusta, abres los comentarios y notas que muchas personas encontraron algo negativo que resaltar del video y que tú ni siquiera te habías percatado.
De cierta forma, en un instante te hicieron dudar de si el video debería gustarte o no.
Aun así, también notarás comentarios positivos resaltando los aspectos que tú sí notaste y que te hicieron sentir bien ante el video.
Esto también aplica para artículos en redes sociales, imágenes que alguien publico en redes sociales, e incluso en los comentarios que hacen las personas a tu alrededor sobre cosas que viven en el día a día.
En otras palabras, se normaliza el realizar comentarios negativos, casi como si fuese una necesidad para generar polarización entre las personas.
Por lo tanto, la lección aquí es asegurarte de no ser el creador o creadora de ese tipo de comentarios. El mundo ya vive muchas situaciones complejas como para que nosotros seamos una gota más que alienta la negativa.
En lugar de ello, sé de las personas que se expresan con esperanza, que brindan soluciones en lugar de criticar el estatus actual, y sobre todo sé el autor que crea el comentario positivo entre todos aquellos que han elegido la negatividad como un deporte o estilo de vida.
Feliz noche, nos vemos mañana.