Cuando pensamos en tener recursos a veces la primera idea que llega a la mente es el recurso del dinero. Sin embargo, uno de los mayores recursos que puede tener una persona es el conocimiento para resolver retos de distinta índole.
Recuerdo que desde pequeño era inevitable que intentara entender todo lo que me rodeaba, siempre quería saber cómo funcionaban las cosas, por eso intentaba desarmar los juguetes electrónicos, navegaba por todos los clics que permitía la computadora de esa época e insistía en entender la rutina que seguían las personas adultas.
De hecho, pasaba más tiempo intentando aprender de los adultos que jugando con niños de mi edad. Había esta curiosidad inagotable por comprender el mundo a mi alrededor y sobre todo enseñarle a los demás todo lo que lograba aprender.
Al día de hoy, esa curiosidad no ha parado y por eso siempre estoy en busca de adquirir nuevas habilidades que me ayuden a resolver retos de todo tipo y al mismo tiempo ayudarle a otras personas con sus propias metas.
Debido a esta forma de pensar, hice algo sin planear que fue muy positivo en mi camino de emprendimiento: me centré en los problemas de otros en lugar de emprender un negocio únicamente por pasión. Y esto me recuerda una frase que leí hace poco que dice así: «tomar decisiones basadas en nuestras pasiones es una forma segura de construir algo que el mercado probablemente no quiera.»
En otras palabras, si quieres ser emprendedor o trabajar para una empresa y realmente destacar, es indispensable que te conviertas en una persona de recursos intelectuales de alto valor, en lugar de solo elegir hacer aquello que te apasione. Tienes que hacer el sacrificio de seguir aprendiendo constantemente y forjar habilidades alineadas a los retos que vive la sociedad y que seguirá viviendo como mínimo por los siguientes 15 o 20 años.
Lo interesante de esto es que entre más recursos de valor adquieres, más control tienes sobre tu vida y más seguridad sentirás ante los retos que la vida te arroje. Así que asegúrate de nunca ser el tipo de persona que espera a que otros resuelvan su vida; dedícate tiempo completo a convertirte en la persona que resuelve, a un ser una persona de recursos.
Un abrazo, nos vemos mañana.