Compartir conocimiento es una de las acciones que más satisfacción pueden traer a la vida de alguien, ya que es una manera de empoderar a otros ante los retos de sus vidas.
Sin embargo, aunque tengamos la buena intención de ayudar a muchas personas en su proceso de crecimiento, en realidad, son pocas las personas que estarán anuentes de recibir dicho conocimiento.
De hecho, son pocos los que realmente comprendan el esfuerzo que hubo detrás para adquirir dichos aprendizajes.
Por lo tanto, aun cuando tengas información que pueda impactar positivamente en la vida una persona, si no valora todo lo que tuviste que sacrificar para saber lo que hoy sabes, será muy difícil que utilice tu conocimiento de forma correcta y disciplinada.
Con el tiempo, he logrado entender que solo se puede ayudar a quien realmente levanta la mano en busca ayuda, y solo se puede enseñar a quien ha intentado por sus propios medios superarse a sí mismo.
Recuerda que el tiempo invertido en todo lo que has estudiado es un recurso de muchísimo valor y que no debería ser entregado con facilidad a quienes simplemente quieren saltarse el camino del esfuerzo y la disciplina. Tu conocimiento es un tesoro que solo debería mostrarse a quienes valoran el esfuerzo de tu aprendizaje.
Y sobre todo, debes esforzarte por demostrar que todo aquello que es fácil de realizar para ti, únicamente lo es porque hubo un sacrificio previo que te permitió alcanzar tu nivel actual de entendimiento. De la misma manera, siempre que aprendas de alguien más, no asumas que fue un recorrido fácil para esa persona el saber lo que hoy te ha compartido con tanta generosidad.
Un abrazo, nos vemos mañana.