Todas las personas tenemos la necesidad de ser escuchados y sobre todo, de ser comprendidos. Es un instinto básico que algunos han logrado controlar, mientras que otros no pueden evitarlo.
Por ejemplo, recuerda las últimas conversaciones que has tenido y analiza muy bien cuánto tiempo has dedicado a escuchar a los demás versus cuánto tiempo has intentado ser tú la persona que dirige la conversación.
En general, solemos intentar que cada conversación gire en torno a algo que es de interés para nosotros, ya sea sobre nuestra vida, nuestros problemas, retos, logros o simplemente sobre algún tema que nos atrae.
De manera que en una conversación, son pocas las personas que deciden hablar de temas que están fuera de su interés para que la otra persona se sienta cómoda y pueda tener un momento donde se sienta escuchada y sobre todo, comprendida.
Sin embargo, no se trata de fingir que un tema en particular te interesa, en realidad el objetivo es abrir nuestra mente a dichas temáticas para demostrarnos a nosotros mismos que incluso cuando se habla de algo que no te apasiona, puedes terminar aprendiendo algo de alto valor para tu vida.
En el peor de los casos, no lograrás conectar con dicha temática, pero al menos habrás demostrado un gesto muy preciado a esa persona que compartió tiempo contigo.
Ten presente que tarde o temprano alguna de las partes no estará viva para volver a tener dichas conversaciones. De manera que el verdadero valor en una conversación no es el tema que se elija, sino el simple hecho de recordar que todavía puedes disfrutar de la compañía del otro, incluso si el tema a tratar está fuera de tu interés.
Espero estés teniendo un día increíble, nos vemos mañana.