Una de las películas que tengo en mi ranking personal de las mejores de la historia es: «12 Angry Man» del año 1957. Como podrás imaginar, la película es en blanco y negro y no se trata de una historia cargada de efectos especiales o grandes explosiones. De hecho, está filmada, casi en su totalidad, en un cuarto donde interactúan los 12 personajes clave de la película. Es decir, su gran poder radica en la calidad del guion y la actuación de los protagonistas.
En resumen, la película trata sobre el juicio de un homicidio en el que los doce hombres del jurado tienen que deliberar sobre el futuro de un presunto asesino; un joven que aparentemente ha acabado con la vida de su padre. Por lo tanto, si lo encuentran culpable, será sentenciado a muerte.
Lo interesante de la historia es que 11 de los 12 hombres, están decididos en dar el veredicto como culpable, incluso sin siquiera debatirlo mucho entre ellos, ya que quieren irse a casa y terminar con el juicio. Pero uno de ellos, toma la postura de al menos considerar la posibilidad de que el acusado es inocente. Y es ahí donde comienza un debate que simplemente no permite al espectador dejar de ver la pantalla.
Por supuesto, te recomiendo la veas, es una joya de cine, sin embargo, una de las lecciones clave que quiero destacar con ello es que muchas veces te enfrentarás en tu día a día con discusiones o conversaciones donde la mayoría de personas estará convencida de un argumento y se cegarán ante la posibilidad de otras alternativas.
Es ahí donde se vuelve crucial que tú, aunque no tengas total claridad de la decisión correcta, decidas colocar en la mesa un nuevo argumento que contraste con los que ya se han mencionado. Básicamente, es el enfoque de no ser uno más del rebaño, cuando todos parecen tener la misma conclusión, incluso sin tener claridad de las bases de sus argumentos.
En mi caso particular, veo muy frecuentemente escenarios de este tipo entre colaboradores de una empresa o familiares, donde las decisiones se suelen tomar con base en lo que dicen los más experimentados o los más influyentes, sin dar espacio a que existan otras posibilidades.
No se trata de ir en contra de la corriente, porque tú también podrías estar de acuerdo con el punto de vista de los demás involucrados, pero al menos tendrás la mente abierta para permitir la posibilidad de que exista una alternativa que todavía nadie más ha sido capaz de observar y que tal vez en conjunto puedan descifrarla.
Un abrazo, nos vemos mañana.