Hace unos días tuvimos fuimos varios amigos a disfrutar de una zona turística en México y cuando llegó el final de la noche decidimos ir a un restaurante antes de volver todos al hotel.
Sin embargo, aunque la comida estaba muy rica, el servicio que recibimos de parte de los meseros no fue muy agradable, y terminó dando un sabor agridulce al cierre de nuestra noche.
Curiosamente, cuando tuvimos que regresar a nuestro hotel, el chofer que nos brindó el servicio de transporte escuchó nuestra experiencia con el restaurante y cuando habíamos llegado a nuestro destino dedicó un momento para disculparse en nombre del restaurante a pesar de que él no trabaja con ellos, pero conoce al dueño.
En su disculpa recalcó que hablaría con la gerencia del restaurante para comentar sobre la situación que vivimos y que sabía que esto no iba a cambiar la mala experiencia que tuvimos, pero al menos podría ayudar a que futuros turistas reciban un mejor trato.
El chofer destacó que todos en la zona dependen del turismo para seguir teniendo clientes y con ello prosperar en sus negocios, de manera que cualquier problema causado por un negocio en particular, se convierte en responsabilidad de los demás resolverlo, porque solo así pueden proteger la reputación de su ciudad y país.
Una lección clave con todo ello es que tanto en la vida personal como profesional, habrá momentos donde un problema creado por un tercero afecte la reputación de tu país o cultura; y es en esos momentos donde debes aprovechar para asumir el control de la situación y enmendar un error ajeno creando una mejor experiencia que elimine el mal sabor causado por la imprudencia de un compatriota.
Un abrazo nos vemos mañana.