Hace poco escuché lo siguiente: si una persona te pide un favor y a ti te demora hacerlo más de 5 minutos, entonces no es un favor, es un trabajo y por ende deberías cobrarlo.
En otras palabras, este mensaje nos intenta resaltar el valor de nuestro tiempo y conocimiento, reconociendo que cuando las personas nos piden favores debemos ser capaces de diferenciar entre ayudar a alguien que merece nuestro esfuerzo o alguien que simplemente quiere huir del sacrificio apoyándose en nuestra generosidad.
Sin embargo, tal vez la regla de los 5 minutos no necesariamente nos debe obligar a cobrar por cada acción que nos demore más de ello, pero sí nos sirve como parámetro para intentar optimizar nuestro tiempo cuando de ayudar se trata.
Por ejemplo, en mi caso he adoptado el hábito de tener a disposición múltiples recursos útiles como videos, documentos, contactos, enlaces, libros, herramientas y otros, que me permiten dar una ayuda ágil a quien solicite mis servicios de forma gratuita.
De esta forma, no solo evito trabajar gratis en algo que realmente requiere un esfuerzo importante de mi parte, sino que adicionalmente logro aportar valor y guía a quien solicitó mi ayuda.
En fin, debemos ser muy consientes del valor de nuestro tiempo y de la responsabilidad que tienen los demás de hacer sus propios pendientes. Gracias a ello podremos ser más respetuosos al pedir ayuda a alguien y sobre todo, sabremos cuándo decir no a favores que impliquen un desgaste y que merecen una recompensa justa.
En conclusión, la próxima vez que alguien te pida un favor sin pagarte por ello, intenta resolverlo en menos de 5 minutos de la forma más práctica posible, para estar tranquilo de que no regalaste tu esfuerzo y que tampoco te negaste a aportarles valor. Y si la ayuda se extiende mucho más, asegúrate de que dicha persona realmente merezca ser librada de esa responsabilidad o si, por el contrario, estás contribuyendo negativamente a su crecimiento personal.
Ten presente que no siempre un favor implica ayudar, muchas veces este pequeño e inocente acto de nuestra parte, termina perjudicando la vida de quien astutamente buscó apoyo en tu solidaridad. Por lo tanto, decir no a veces es la mejor forma de realmente hacerle un favor a alguien.
Un abrazo, nos vemos mañana.