Sin darnos cuenta, muchas veces adoptamos actitudes que nos impiden ser prósperos en nuestras vidas, provocando momentos o rachas de “mala suerte”. Aunque no soy supersticioso, sí confío en que mantener una actitud positiva ante la vida, influye en la creación de situaciones favorables para nuestras metas y las de otros.
Y justamente cuando se trata de las metas de los demás, veo muy valioso considerar que probablemente hoy estés deseando que otra persona no sea próspera y no te has dado cuenta. Por ejemplo, tal vez sigues enemistado con alguien de tu pasado e indirectamente sientes regocijo por pensar que no le esté yendo bien en la vida; o posiblemente viste a alguien en redes sociales con una mejor vida que la tuya y comenzaste a imaginar que detrás de todo ese éxito posiblemente tienen problemas mayores que los tuyos y debido a ese pensamiento te sientes superior o mejor que ellos.
En el pasado, la envidia y el deseo de ser mejor me hacían caer en este tipo de pensamientos, hasta que poco a poco me fui dando cuenta de que únicamente traía daño a mí mismo. Con el tiempo comprendí que la prosperidad se cultiva en dos vías: en primer lugar, desarrollando una actitud positiva hacia la vida, donde no importa si estés feliz o triste, siempre mantendrás la mentalidad de que superarás tus retos con paciencia y determinación. Y en segundo lugar, deseando genuinamente que toda persona logre tener éxito en sus vidas y paz en sus corazones; sin importar si te cae bien o mal.
Cuando cultivamos el hábito de desear el bien a los demás, especialmente a aquellas personas que odiamos o que nos disgustan, más fácil comienza a salir ese odio de nuestras vidas, dando espacio para más momentos de felicidad que mágicamente la vida comenzará a presentarnos.
Así que, analiza muy bien si hay alguna persona de la que todavía tengas malos pensamientos, piensa en ellos, puede ser un familiar, tu ex-pareja, la competencia de tu negocio, alguien que te hacía bullying en la infancia, una celebridad que sigues en redes sociales, etc. Ahora imagina qué vida podrá estar teniendo dicha persona, y comienza a desear con total sinceridad que sus vidas sean exitosas; dilo en voz alta. Entre más consiente seas de desear el bien a otros, más rápido te convertirás en un vehículo de la prosperidad e inevitablemente atraerás felicidad y paz a tu vida.
Cuídate mucho, nos vemos mañana.