Sin importar el ingreso económico de la persona, es muy normal que tenga deudas de algún tipo. Puede ser emprendedor o asalariado, las deudas probablemente son parte de su vida. Y la razón es muy simple: conforme más ganas, también crecen tus gastos. Son pocas las personas que realmente saben gestionar el gasto conforme incrementan sus ingresos.
La deuda puede ser productiva como pedir un préstamo para crear un mecanismo que genere dinero; por ejemplo, invertir en un emprendimiento o en tu formación profesional. Y la deuda también puede ser improductiva, pero que trae cierta satisfacción, felicidad o beneficio de algún tipo, como pedir un préstamo para comprar una casa, un carro, pagar un viaje, etc.
Independientemente del tipo de deuda que tengas, es muy importante, aprender a controlar la ansiedad que esta puede generar; ya que influirá directamente en tu capacidad para reponerte ante la deuda. En otras palabras, una persona que desee mejorar sus ingresos debe mejorar su actitud y motivación, porque entre mayor energía tengas, más posibilidades habrá de que logres abrirte camino en tu situación financiera. Sin embargo, si dejas que la deuda apague tu luz interna, y entras en un estado de desilusión e impotencia, tu atención dejará de enfocarse en soluciones y probablemente tomarás decisiones sin pensarlos demasiado, empeorando con ello tu situación.
A nivel personal he tenido múltiples deudas en el pasado, prácticamente todas para impulsar mi formación profesional o experiencias que enriquecieran mis conocimientos. Y dado que uno quiere estar siempre en paz, sin deber nada a nadie, el sentimiento de estrés solía aparecer, hasta que descubrí una forma sencilla de calmar mi mente haciéndome esta simple pregunta: “¿Si no tuviese deudas, qué haría en este momento, qué acciones realizaría para generar más ingresos?”. En otras palabras, te estás planteando un escenario donde a pesar de no tener deudas estás buscando generar más ingresos, y es en este estado mental donde comienzas a tener ideas más claras sobre tu siguiente paso, porque estás eliminando la presión en tu decisión.
Por el contrario, si intentas mejorar tu situación económica para salir de deudas, pero constantemente te repites «la urgencia» que tienes por pagar o lo mucho que aumentan los intereses mientras pasa el tiempo; terminarás tomando decisiones apresuradas y sin estrategia, poniendo aún más en riesgo tu futuro financiero. En resumen, no permitas que la deuda apague tu luz, hazte cargo de las acciones que debes realizar para salir adelante, apóyate en personas que conozcan sobre finanzas, céntrate en las soluciones e intenta disfrutar el camino, porque entre mayor actitud tengas será más probable que salgas adelante con tus obligaciones financieras y retos personales.
Ánimo, gestiona inteligentemente tus deudas, nos vemos mañana.