Cuántas veces has estado frente a una situación donde los nervios invaden tu cuerpo, haciendo que tiembles, empieces a sudar o simplemente te cambie el tono de tu piel por culpa de la avalancha de sentimientos que estás teniendo.
Las personas que han tenido la oportunidad de dar conferencias ante públicos medianos o grandes, saben que esa sensación de nervios es inevitable. Estos nervios incluso se sienten si la presentación es virtual. Pero también ocurren cuando estamos por tomar una decisión muy importante en nuestras vidas o cuando queremos hablarle a alguien que nos gusta.
Independientemente de la situación, los nervios son una señal de que estás listo para tomar acción y que sin importar el resultado, bueno o malo, habrás dado un paso esencial para tu crecimiento personal. En otras palabras, cuando decides actuar, a pesar de los nervios, te conviertes en el tipo de persona que tú admirarías.
Por el contrario, si tienes una vida donde los nervios no suelen invadirte, entonces es muy probable que estés en el lugar incorrecto. Es posible que estés viviendo cómodamente, sin nada que te desafíe, o posiblemente estés esquivando cada desafío que suele aparecer en el horizonte de tu vida. Sea cual sea el caso, intenta no caer en una rutina sin nervios.
Recuerda que tu valentía solo se cultiva cuando enfrentas tus miedos. Y solo las personas valientes logran llegar al final de sus vidas con la satisfacción de que no se guardaron nada, de que cada minuto que vivieron lo hicieron valer. Al final, todos moriremos en algún momento, así que: ¿por qué no aprovechar cada oportunidad de tu vida para convertirla en una aventura digna de contar? Aprovecha tus nervios como el combustible que necesitas para tomar acción y sigue creando momentos únicos en tu vida.
Un abrazo, nos vemos mañana.